viernes, 18 de octubre de 2024

Sandy

Hasta hace unos días estaba bajo el cálido sol, junto al mar en una playa apenas conocida.

Ella vino un día, se tumbó sobre mi, acaricié su espalda y le di calor. Noté cómo su cuerpo se relajaba a mi contacto. Después ella se dio la vuelta y pude tocar su rostro, sus labios.

Pasó un tiempo así, hasta que se incorporó de rodillas y me tomó entre sus manos, me sonrió.

Sacó de una bolsa un pequeño tarro y me llevó con ella dentro de él.

Viajamos durante horas y finalmente llegamos a su casa donde me colocó junto a su cama, al lado de otros tarros que contenían arena como yo, pero de otros lugares. Tenemos diferentes texturas y colores.

Ella de vez en cuando nos coloca entre sus manos, una a una y noto cómo su mirada regresa a otros lugares, a otros momentos.

Todas somos lo mismo y no lo somos, ella y nosotras. Si nos tratas bien, nos pegamos a ti, si nos oprimes, nos escurrimos de entre tus dedos, somos difíciles de atrapar.

Estoy bien, no creáis, pero en ocasiones echo de menos la playa en que nací, el rumos del agua besándome, la energía del sol y la luna sobre mi.

Se que no volveré jamás a ese lugar, pero quien sabe qué caminos recorreré, qué palabras escucharé, qué vientos me tocarán...

Lo que sé seguro, porque ella me lo ha dicho es que la cubriré  cuando llegue el final de sus días, que junto a las otras arenas, mis hermanas, seré lo último que toque su piel.

1 comentario:

  1. Es un texto muy poético y muy evocador. Conviene que lo revises porque hay algunos fallitos, por ejemplo "rumos" en lugar de "rumor" (suele pasar cuando escribimos en ordenador). Es un texto muy breve pero funciona muy bien.

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