No se consideraba un turista; era un viajero.
Subir a un autobús cualquiera,
siete horas, diez horas, veinte, cuarenta.
Máquina del tiempo, máquina del espacio;
la magia lenta de cambiar de universo por unos pocos euros.
Sonidos alien, olores alien, penetran y se instalan;
son los agentes de la presencia.
¿Cómo podemos creer que aquí somos las mismas?
El texto original
No se consideraba un turista; era un viajero. La diferencia, explicaba,
radica en parte en el tiempo. Mientras que el turista suele apresurarse
por volver a casa al cabo de pocas semanas
o de pocos meses, el
viajero, sin pertenecer más a un lugar que al siguiente, se desplaza
despacio y durante un período de años de una parte de la tierra a otra.
En efecto, le hubiera costado mucho decir, entre los diversos lugares
donde había vivido, en cuál precisamente se
había sentido más en casa.
Muy bien ejercicio Gabriela. Te has dejado fluir y has escrito a partir de una frase que te gustaba un texto que para mí tiene pinceladas de surrealismo y ciertos toques poeticos. ¡Me encanta ver cómo va floreciendo tu voz literaria y ya empiezo a dibujar tu estilo!. Qué bonito resulta verte tan creativa, espontánea y que te lanzas a las propuestas a tope. Gracias.💓
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